Nadie duda de las posibilidades que nos da la red para comunicarnos, aprender, trabajar y gestionar nuestros proyectos. Pero también es una realidad el aumento, fundamentalmente a raíz de la pandemia, de los casos de ciberataques, que sólo en los últimos años en España han aumentado a una media de incremento del 25 por ciento, convirtiendo a nuestro país en uno de los más atacados virtualmente en Europa.

El déficit que se arrastra, por conocimientos, falta de recursos, de tiempo, etc. tiene como consecuencia la fallida implementación de políticas de seguridad en las pequeñas empresas. Es cierto que los distintos planes de los gobiernos referentes a la digitalización como el Kit Digital han mejorado ostensiblemente estos números, ya que en su mayoría se incluyen partidas e inversiones para aplicar en la ciberseguridad de tu empresa. Pero aún estamos en números alarmantes en términos globales. Por ejemplo, del ‘Panorama actual de la ciberseguridad en España’ de Google se extrae que el 99,8% del tejido empresarial español todavía no invierte en ciberseguridad.

De nuevo lo pone de manifiesto un reciente estudio que señala que la mayoría de pymes españolas suelen tener sistemas con algún troyano, contraseñas débiles o inexistentes, actualizaciones pendientes, equipos sin antivirus o software de dudosa legitimidad, lo que hace poner en constante peligro su nivel de seguridad en la red. De hecho, el total de empresas analizadas en el estudio concluye con una calificación que apenas llega a los tres puntos sobre diez en cuanto a implantación de medidas de ciberseguridad.

Esto favorece que las pymes españolas sean más propensas a los incidentes de seguridad informática, que el INCIBE (Instituto Nacional de Ciberseguridad) señala cómo más frecuentes y habituales el fraude y la suplantación de identidad, cuestiones estas que afectan tanto a las personas como a las empresas. De hecho, derivados de otros recientes y similares estudios, casi el 94% de las compañías españolas reconoce haber sufrido algún incidente en materia de ciberseguridad durante el pasado año, con episodios varios en los que los ciberdelincuentes se dedican a atacar sus servidores y plataformas en busca de información relevante que les proporcionen beneficios económicos.

INCIBE también cifra las pérdidas de datos por ataques informáticos, desastres físicos o errores humanos en un valor de entre 2.000 y 50.000 euros para las pymes.

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